Podemos percatar que la tecnología educativa, ha tenido sus orígenes desde tiempo a tras, pero que sin lugar a duda se ha transformado por las necesidades que demanda la enseñanza. Sin embargo lo que jamás podrá cambiar es la voz del maestro al transmitirle los conocimientos a su alumnos y mucho menos los sueños de cada uno.
Todo empezó por buscar un espacio amplio para plasmar las letras a todos los alumnos, dando inicio con la pizarra negra quedando únicamente la marca blanca de las tizas por toda la pizarra. Están ahí en su lugar lista para recibir las letras y los números que los alumnos deberían aprender para su formación académica, siendo cómplice del profesor.
Es importante que como alumnos conozcamos los orígenes de los instrumentos utilizados por los profesores y alumnos en la aplicación de la enseñanza. Sin embargo copas ocasiones nos tomamos el tiempo suficiente para hacerlo, y tratamos de conocer la historia de cómo surgen los instrumentos didácticos actuales olvidándo de quienes nos han formado en tiempos remotos.
No importa cuantas ocasiones se halla que remplazar la pizarra, el diccionario enciclopédico, la enciclopedia y los medios de proyección, si lo que en verdad en importante que jamás se podrá reemplazar al profesor excelente, al erudito de las escuelas, nada podrá hacer que pase a la historia al alumno inteligente, ni aquel a quien habría de llamarle la atención para que pudiera aprender. Estos son los que hace la tecnología en la educación, los que logran formar la escuela, si lo más importante es el color plasmado en los sueños y aspiraciones, pero más aun la lucha para alcanzarlos.
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